Me llamo Ana María Cruz y soy una soldado. Mi aspecto general es alta y joven. No soy ni muy barriguda ni muy flaca, aunque sí que tengo un cuerpo atlético debido a un entrenamiento diario gracias a mi oficio como soldado.
Mi cara es redonda y muy expresiva, aunque también está un poco castigada con algunas cicatrices por culpa de mi duro trabajo.
Mi piel es de un tono rosado pero también soy muy propensa a ponerme morena enseguida. Mi frente es amplia y lisa, ya que no hay presencia de arrugas en mi piel. Mis cabellos son rizados y desordenados, de un color marrón oscuro. Mis ojos son grandes y despiertos. Son de un color marrón oscuro y mi mirada es muy intensa e impenetrable. Mi nariz es chata, muy pequeñita y fina, igual que mi boca. Mis mejillas son rollizas y enseguida me pongo colorada. Mis labios son voluptuosos y rosados y mis dientes están alineados y son blancos. Tengo las cejas arqueadas. También son muy espesas y no están muy separadas pero tampoco demasiado juntas. Mis orejas son pequeñas. Con el frío, se me ponen de un tono rojizo muy fácilmente.
No tengo las manos muy finas pero son muy ágiles y firmes ya que en mi oficio tengo que usar mucho las manos para manejar armas.
Finalemente, mis piernas son robustas y muy ágiles también. En conclusión, mi constitución es lo suficientemente robusta para ejercer como soldado, y mi aspecto no destaca por ningún rasgo particular.
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